3 Errores usuales al conectar con tu Deseo (y cómo resolverlos)



Te compartimos un fragmento de un libro que nos llamó muchísimo la atención:

Lo que sucedió en nuestras vidas no es producto de algo o de alguien "fuera de nosotros", tampoco es el resultado de la buena o la mala suerte, mi abuela decía: “Hay personas que nacen con estrella y otros estrellados”, o de ser una buena persona, de ir a la iglesia, de ser una persona recta o una mula terca. Lo que nos ha pasado no tiene nada que ver con la familia, el gobierno o la escuela o la empresa donde estoy.

Para nosotros, es difícil aceptar la idea de que lo que ha sido nuestra vida no tiene absolutamente nada que ver con lo que puede ser 

Eso es diametralmente opuesto a cómo pensamos que funcionan las cosas. Sin embargo, lo que ha sido -o lo que sea que tengamos frente a nosotros en este mismo momento-, es sólo el resultado de cómo hemos dejado fluir nuestras energías anteriormente, y no de "la forma en la que son las cosas".

La mayoría de nosotros hemos ido creando nuestros días desde que asistíamos al jardín de niños, a enfocarnos en todas las cosas que no nos gustaban ni queríamos, y que nos hacían sentir impotentes, al tiempo que observábamos cómo empeoraban. Hemos vivido una vida en la que la mayor parte del tiempo nos sentimos a merced de fuerzas que operan fuera de nuestro control.

Quiero decir, ¿cuántos de nosotros asumiríamos la responsabilidad por tener un jefe detestable, por haber sido víctimas de un robo, por haber sido despedidos o por haber contraído una fuerte gripe? ¿y cuántos de nosotros culpamos al gobierno, a la economía, a nuestras familias, a la compañía donde trabaja  o al "sistema", de todo lo malo que nos sucede en la vida? Sinceramente, ¿estaríamos dispuestos a aceptar la responsabilidad de todas las cosas que nos han sucedido? No necesariamente estamos hablando de casos extremos, simplemente ¿cuántos de nosotros estamos plenamente satisfechos de acceder a la abundancia de Universo?

Así que aquí va un rayo de luz:

“Vivir la vida continuamente como víctima de las circunstancias, enfocado siempre en lo malo que hay en todo y en todos, jamás nos proporcionará la existencia que deseamos. Sólo nos traerá una cosa: más de aquello que queremos tan desesperadamente cambiar”.

En modo automático

1. LOS TENGO QUE... Lo que ha ocurrido en nuestra vida es el resultado directo del lugar en el que ha estado nuestro enfoque. Y la mayor parte de nuestro enfoque procede de creencias anticuadas, de esas filosofías que huelen a rancio y que nos metieron en la cabeza, o que hemos aceptado como la realidad desde que éramos bebés. Nos atiborraron con ellas y todavía están ahí: patrones arcaicos de pensamiento sobre lo que consideramos que es la realidad, patrones de pensamiento que francamente deberían estar en el bote de la basura. Los psicólogos las llaman introyecciones, suena como inyecciones ¿verdad? Y casi así nos fueron inculcadas, se identifican fácilmente porque son creencias que tenemos que comienzan con: “Tengo que…..” a diferencia de aquellas que comienzan con “Quiero que…”. En términos generales, las primeras son del  tipo de viejas creencias enmohecidas, son nuestro mayor obstáculo para crear ciertas situaciones que nos proponemos, porque aparecen y nos detienen cada vez que pensamos que nos gustaría tomar otra dirección. 

2. PERO NO PUEDO PORQUE... Otras proceden de nuestro autoconcepto, que por cierto también aprendido de lo que nos dijeron que valíamos. Ya sabés a lo que me refiero: vos pensás que te gustaría conseguir un nuevo empleo, y entonces surge el reclamo del pensamiento, cargado emocionalmente, de: "Pero no puedo, porque......, ó un automóvil nuevo: "Pero no puedo, porque...",  ó una nueva relación: "Ay, no, no, REALMENTE no puedo," porque... Son los valores y conceptos éticos de nuestros ancestros respecto a "deberías" y "si sólo"; ya "lo correcto" y "lo incorrecto". Son filosofías anticuadas de nuestras religiones que nos dicen que no podemos tener una vida mejor hasta que nos vayamos de aquí, o que "sólo por medio del sufrimiento podemos esperar alcanzar el reino de Dios". Son convicciones acerca de logros y de éxito, de trabajar y ganarnos la vida. Son creencias que nos han impulsado a buscar siempre lo malo que hay en todo, convencidos de que debemos encontrar formas de arreglar las cosas antes de poder avanzar: el trabajo, el medio ambiente, nuestra pareja, el gobierno, nuestros hijos y, sobre todo..., a nosotros mismos. "Tengo que arreglar esto, tengo que arreglar aquello, tengo que arreglar esto; no lo quiero de esta manera; no me gusta de esta manera; tengo que arreglar esto." Es un enfoque de vida basado en que las cosas están mal y hay que arreglar como visión de vida. Sin embargo, tal vez nuestras creencias más perniciosas son las que más nos agradan, como la de echar la culpa de todo lo que nos sucede a los demás, a nuestros empecinados dirigentes, a nuestros familiares alcohólicos o a nuestros antipáticos jefes. 

3. ES SU CULPA. Culpamos, pensando que no hay nada de malo en eso porque así es como funciona el mundo. Estamos convencidos de que culpar nos hace sentir mejor y nos libera de los desastrosos resultados, así que lo seguimos haciendo todavía más, sin tener idea de cuán destructivas han sido -y están siendo- dichas vibraciones negativas para nuestra vida. Pero aquí están las buenas noticias: sin importar lo que el desfile actual de psicólogos y consejeros digan en contra, no tenemos que hurgar en toda esa inútil basura para hacer que la vida funcione a nuestro favor, con unos cuantos sencillos trucos del oficio y la conciencia de que realmente no hay más dificultad que prestar atención a cómo estamos sintiendo, aprenderemos fácilmente a superar esas viejas ideas, anticuadas, que nos mantuvieron prisioneros durante tanto tiempo, viviendo una ida difícil que siempre pensamos que era perfectamente normal.

Receta para crear

La receta para crear cualquier cosa es realmente sencilla: toma sentimientos buenos o malos (lo que se traduce en vibraciones positivas o negativas), hornea con diversos grados de emoción para aumentar el magnetismo, y resultará lo que hayas atraído, te guste o no. Todo aquello en lo que nos hemos enfocado y la manera en la que hemos vibrado respecto a ello, es lo que hemos recibido... desde el día de nuestro nacimiento. Significa que hemos estado enfocados en lo que no queremos... ¡durante años!

Sólo toma dieciséis segundos enlazar nuestras vibraciones con aquello en lo que nos estamos enfocando. 

Así es, sólo dieciséis segundos de pensamiento puro, enfocado, bueno o malo, negativo o positivo. En ese breve tiempo, empezamos a vibrar en la misma frecuencia de lo que estamos pensando emocionalmente, lo que significa que estamos listos para atraer eso mismo que pensamos.

No es necesario decir que todos hemos tenido un montón de cosas en las que hemos pensado una y otra vez, en repetidos segmentos de dieciséis segundos, todos ellos con vibraciones de frustración, tensión y preocupación, sobre las incontables rosas que no queremos, que no nos gustan y no sabemos cómo manejar, o que pensamos que no podemos soportar. Lo anterior explica por qué durante la mayor parte de nuestra vida hemos estado atrayendo continuamente más de lo mismo. Hasta ahora, ésa ha sido la manera fundamental en que hemos construido nuestra vida, produciendo una incesante corriente de tensión negativa, de la cual podríamos prescindir.

Recordá, no estoy hablando de la explosiones de negatividad, simplemente la vida cotidiana, sólo de ese eterno murmullo interior de: "Tenemos que arreglarlo, tenemos que hacerlo mejor, tenemos que hacer lo correcto, tenemos que encontrar la manera", al cual llamamos inquieta calma o nudo en las entrañas. Y por el otro lado de la misma moneda, le llamamos: "Tenemos que aceptarlo, tenemos que vivir con eso, no puedo hacer nada al respecto, me guste o no". La misma cosa, las mismas vibraciones.

Visualicemos: la juguetería es toda tuya!

Imagina que te convertís de pronto en un niño que anda suelto por la juguetería más grande y mejor surtida que hayas visto jamás en este ancho y amplio mundo, y que te dicen que podés tomar lo que desees. iGuau! Eso va más allá de nuestra imaginación. Sin embargo, así es nuestro universo: una gigantesca juguetería de la cual podemos tomar lo que queramos para jugar con ello. Está ahí todo para que lo tomemos, o en espera de ser creado. Todo lo que tenemos que hacer es seeeeentir lo que queremos y magnetizarlo, atraerlo hacia nosotros.

Por ejemplo, digamos que en nuestra juguetería mágica hay ¡un fantástico nuevo empleo que te está esperando! O tal vez encuentres ahí mismo tu próxima casa, con todos los lujos inimaginables y con más aparatos electrodomésticos de los que jamás hayas visto. A la vuelta de la esquina hay también una nueva y maravillosa relación (o una vieja relación renovada). Hay también, a tu disposición, un nuevo cuerpo, totalmente reformado, y con las medidas adecuadas.

¡Eso es espléndido! Pero, ¿de dónde te van a llegar todas esas rosas maravillosas? ¿Te van a caer del cielo, o serán un regalo de mi ángel guardián? No, van a salir de vos mismo.


Para poder obtenerlas, todo lo que tenés que hacer es desearlas con una intensidad que proceda de lo más profundo de tu ser, con una intensa vibración de "sentirte bien".


En sincronía o sin ella

Así, pues, ¿qué hacemos con todo esto? ¿Cómo cambiar? Seguramente no podremos controlar todas y cada una de las cosas que decimos, hacemos o pensamos a lo largo del día, por pequeñas que éstas sean, nos volveríamos locos tratando de hacerlo.

No te preocupes, ésa no es la idea. Todo lo que necesitamos hacer es volver a nuestro genio mágico, los sentimientos, y aprender a reconocer cómo se siente vibrar con "esta" y con "aquella" energía, e identificar cuándo estamos en alta o en baja frecuencia, cuándo nos sentimos mal o bien, y sintonizados con sentimientos negativos o realmente positivos.

Ahora, volvamos al asunto de las vibraciones. Absolutamente todo en el universo responde a las vibraciones; eso es una ley.  Así como los sentimientos de alegría, pasión, amor o cualquier otro tipo de auténtica felicidad, son nuestra interpretación de ciertos tipos particulares de vibraciones, cuando sentimos ansiedad, culpa o resentimiento, también estamos interpretando cierta clase de vibraciones. Y no olvides por qué con un tipo de vibración te sentís mejor que con otro: uno está más cercano a nuestra fuente; el otro, no.

Todos y cada uno de nosotros somos extensiones físicas de muchísimo más de lo que vemos, extensiones de un ser más amplio, un ser no físico (nuestra fuente de energía), que se está expresando a sí mismo justo ahora, en un cuerpo humano. Cuando vibramos en sincronía con esa energía, nos sentimos bien; y, al contrario, cuando nos sentimos deprimidos y mal, significa que estamos vibrando fuera de sincronía, aunque lo hagamos con esa misma energía pura y positiva.

Los "no quiero" significan que estamos fuera de sincronía 

Cuando vemos algo y decimos: "No quiero esto", suceden dos cosas. Primero, no hay la menor posibilidad de que el "no quiero" se vaya, porque lo estamos reteniendo en nuestra vibración al centrar la atención en él. Y segundo, nos sentimos mal, deprimidos, abatidos, vacíos, o con cualquier otro tipo de sentimiento, menos el de felicidad.

Por tanto, cuanto más estemos en sincronía con la energía de nuestra fuente original, mejor nos sentiremos. Y cuanto más alejados estemos de esa sincronía, peor nos sentiremos. En otras palabras: sentirse bien es lo que debe ser natural, aunque no es lo normal para nosotros, al menos por el momento. Cualquier situación diferente a ésa no es natural, pese a que por ahora, lamentablemente, sea lo normal para nosotros.

Fragmento del libro: Disculpa, tu vida te está esperando, de Lynn Grabhorn


* Somos muy curiosos, muy lectores, muy consumidores de inspiración.
Lo que nos llama la atención, te lo vamos a compartir porque lo que hace bien se comparte! 

El Mapa del Deseo es un espacio de autoescucha que te invita a conectar con el sentimientos que estás buscando detrás de tu deseo. Para más información escribinos a paspartucc@gmail.com

Comentarios

Entradas populares