Paso Uno: Identificá lo que no querés... pero no te quedes ahí! 

Existen dos clases de "no quiero": los universales y los personales; los universales son los más comunes y fáciles de identificar.  Los "no quiero" universales son los que a todos nos disgustan, las cosas que nadie quiere en el planeta como, por ejemplo, cuentas bancarias vacías, enfermedades, malas relaciones, trabajos insatisfactorios, cuerpos mal formados, baja auto estima, techos con goteras, automóviles descompuestos, robos, asaltos, accidentes terribles y hasta el calentamiento global. Esto es suficiente para empezar.

Los "no quiero" personales son las cosas levemente desagradables de la vida, que sólo nos molestan a nosotros y no necesariamente a los demás, son cosas que, de manera personal, preferiríamos evitar, como el tener que pronunciar un discurso en una junta, matar arañas, coser agujeros en los calcetines de los niños o actuar como jurado en largos juicios. Ocurren con menor frecuencia que los "no quiero" universales, porque no estamos tan a la expectativa de que se presenten, y en consecuencia, no suceden. Por ejemplo, digamos que estás realmente furioso con tu jefe (un "no quiero" personal). 

En el camino de regreso a casa te detienes en el supermercado, y claro, por la forma en que estás vibrando, te colocas en la fila de la cajera más grosera y malhumorada del lugar. En otras circunstancias no te importaría, pero ese día la lentitud del avance de la fila, y la actitud de la cajera, te sacan de quicio. Mientras vas camino a casa, sigues sintiéndote furioso con la empleada -durante más de dieciséis segundos-, hasta llegar al punto en que tus pensamientos se convierten en sentimientos, y, consecuentemente, en movimiento de vibraciones.

Piensas en la cajera durante la cena, más de dieciséis segundos, y en verdad logras convertir la vibración de los "no quiero" en una parte de ti. Hablas de ella en el trabajo (excelente tema de conversación para la hora del café) y cuentas lo que sucedió, sin perder detalle, a tu mejor amigo durante el almuerzo. Ahora es cuando lo mejor sería que te escondieras, porque la energía que estás produciendo, con un enfoque tan específico, se ha convertido en un boomerang y puedes apostar a que ya se dirige de vuelta contra ti.

A la noche siguiente, todavía enojado con la cajera, decides ir de compras a la tienda del competidor. Haces tus compras, te diriges a la caja y, ¿adivinas qué? ¡Ganas la apuesta! Te toca otra cajera, atraída por tus vibraciones, tan desagradable o más que la anterior. Has vuelto a caer exactamente en lo que querías evitar. ¡Tú lo pediste! Obtuviste la consecuencia de tus vibraciones; no hay otra regla de vida más efectiva que ésa.

Los "no quiero" personales generalmente no son tan graves, por lo menos al principio. Vienen de nuestro deseo innato de experimentar las cosas bellas de la vida, mientras que los "no quiero" universales tienen raíces más profundas, y proceden casi siempre de temores e inseguridades humanas.

Pero lo importante no es si un "no quiero" es universal o personal, intenso o leve, constante o pasajero. La cuestión es que puedes descubrirlo, sentirlo, o hacer lo que se necesite para identificarlo..., y cambiarlo. Eso significa que debes cambiar cuanto antes los sentimientos de "sentirte mal" por los de "sentirte bien".

Observalo

El secreto para volar hacia el mundo maravilloso es simplemente "sentirte bien", y no requiere de otra cosa que empezar a pensar en los "quiero", en lugar de en los "no quiero". Debido a que los "quiero" y los "no quiero" se pueden confundir tan fácilmente, y a que los "no quiero" casi siempre predominan, debemos ser muy precavidos.

Por ejemplo, consideremos el pensamiento: "No quiero que me dé gripe". Aun cuando lo que estás diciendo es que quieres sentirte bien, ¿en qué te estás enfocando? Lo estás haciendo precisamente en lo que no deseas, así que de ese modo es como estás vibrando. De acuerdo con la Ley de Atracción, vibras y das vida a aquello en lo que te concentras, en este caso, a la gripe.

O bien, considera la siguiente frase: "No quiero seguir conduciendo este viejo automóvil". Lo que tú quieres es un automóvil nuevo, pero te estás enfocando en el viejo. No sólo estás vibrando en armonía con tu "no quiero" (conducir tu viejo auto), lo cual aleja la posibilidad de que se vuelva realidad tu deseo de tener un nuevo automóvil, sino que ese enfoque probablemente provocará que ocurran todo tipo de cosas desagradables a tu pobre auto viejo. Y si sólo te enfocas en el dinero que te falta para comprar un auto nuevo, o para arreglar el viejo, observa cómo las dos cosas se atraen como abejas a la miel: el viejo auto se descompondrá y no habrá dinero en el banco para arreglarlo. 

Un fuerte sentimiento de: "No quiero que me multen por exceso de velocidad”, es una buena invitación vibratoria para que el agente de tránsito escondido detrás del árbol que está cavilando en: "Voy a alcanzar a ese tonto como sea". Las mismas vibraciones' negativas se unen. Un fuerte sentimiento de: "No quiero reprobar este examen" es un tipo de enfoque del que deberías prescindir si realmente quieres aprobarlo. Un fuerte sentimiento de: "No quiero que mi hijo resulte lastimado" es un gran preludio vibrátil de un accidente. 
"No quiero que me roben." 
"No quiero enfermarme cuando sea viejo.".
"No quiero que se descomponga mi automóvil."
"No quiero vivir así." .
"No quiero pagar tantos impuestos."
"No quiero cometer un error."
"Odio la guerra."

Todas son cosas que quieres cambiar, pero que con tu enfoque, las has incluido en tus vibraciones. Enfócate en los "no quiero" y obsérvalos crecer.

Asimismo, resulta engañoso enfocarte en el "quiero", cuando en realidad estás vibrando en un "no quiero" como en los siguientes casos:
"Quiero terminar con esta relación."
"Quiero un empleo con mejor sueldo."
"Quiero al gobierno fuera de mi vida."
"Quiero salir de deudas."
"Debemos detener la destrucción de los bosques."

¿En dónde está tu enfoque? En cada uno de esos casos, está en lo que no quieres, no en lo que sí quieres.  Si al pensar en ellos tienes un pensamiento pasajero sobre un "no quiero", no hay problema. Pero si prestas demasiada atención a algo que realmente no quieres -aun cuando pienses que es algo que quieres- tarde o temprano crecerá y te alcanzará.

Volvelo acogedor

Obviamente, nadie se detiene a analizar cada pensamiento que tiene, para ver si esa tontería es un "quiero" o un "no quiero". Nos volveríamos locos en cinco minutos. No, no tenemos que hacer eso. Todo lo que tenemos que hacer, es prestar atención a cómo nos hace sentir un pensamiento.

Si lo que estás diciendo o pensando te hace sentir rumbo al cielo, lleno de alegría, estás en un "quiero" (bandera verde). Si, en cambio, sientes que has entrado a una nube oscura y húmeda, estás en un "no quiero" (bandera roja). De hecho, si te produce cualquier tipo de sentimiento que no sea, agra¬dable, tienes un "no quiero" en acción. Simplemente vuelve a pensarlo, usa otras palabras, otro enfoque, y vuelve a sentirlo hasta que hayas encontrado una forma acogedora en un cálido y suave "quiero" y estés vibrando ahí, seguro ya salvo.

A continuación te presento un buen ejemplo. Repítete a ti mismo: "Quiero ser feliz". Es evidente que es un "quiero", pero estás partiendo de una carencia de lo que deseas. Así que, decirlo de esa manera, ¿cómo te hace sentir? ¿De maravilla? (¡Lo dudo mucho!) ¿Feliz? (¡es muy poco probable!).

Muy bien, ahora di: "Quiero que la felicidad que tengo en este momento en mi vida se extienda, y se convierta en una alegría continua e interminable". ¿Cómo te sientes con eso? Mucho mejor, ¿verdad?

"Quiero salir de deudas." No hay necesidad de preguntarte cómo te hace sentir eso. Mejor repite: "Quiero usar mi talento en una forma que sea positiva, satisfactoria y realmente remuneradora. Sé que puedo hacerlo". O: "Intento tener más tiempo para dedicarme a proyectos agradables, novedosos y que me produzcan dinero". O: "Me siento lleno de vida cuan-do soy creativo", lo cual marca una enorme diferencia con el sentimiento de: "Quiero salir de..."

Pero no te dejes seducir por las palabras, o terminarás hundido en la confusión. Simplemente mantente sintonizado en como te sieeentes cuando dices o piensas algo. Después, experimenta con diferentes declaraciones. Cuando encuentres una que te provoque sentimientos realmente agradables, .significa que te has conectado con tu Fuente de energía y verifica cómo te hacen sentir las cosas que dices todos los días:
"Sí, estoy enfermo y harto de eso, también."
"Sí, sí, ya lo sé. Es terrible lo que está sucediendo." "Olvídalo, no tenemos ni la menor oportunidad." "Estoy de acuerdo, él es un verdadero problema."
Si no te hacen sonreír, si no te hacen sentir cómodo y protegido interiormente, son vibraciones negativas y "no quieros"; si no te hacen sentir verdaderamente acogido, no las digas, o cámbialas por otras.

Sin nuestros "no quiero", jamás habríamos alcanza¬do nuestros "quiero". Ahora, sólo tenemos que aprender cómo dar vuelta a las cosas deliberadamente, en lugar de hacerlo por casualidad.

Éstas son tus opciones

Así que a continuación te presentaré tus opciones: o aprendes a identificar una vibración positiva de una negativa y tomas el control de tus "quiero" y "no quiero", o seguirás en ese negativo mar de basura, para andar a ciegas, como casi todo el mundo, el resto de tus días. Forcejeos, desacuerdos, conflictos, enfermedades y muy poca felicidad, serán tu recompensa.

¡Quizá son palabras duras, pero eso se puede remediar fácilmente volvámonos generadores de pensamientos, en lugar de receptores de los mismos! De ese modo estaremos en otro juego, y ya no tendremos que vivir sometidos al capricho de las emociones ajenas. Dejaremos de ser el pasajero vulnerable e indefenso y pasaremos a ocupar el asiento del conductor o las fuerzas exteriores son irrelevantes. El pasado ya no tiene importancia. Finalmente estaremos saliendo del ambiente que no podemos controlar. Nuestra vida, de aquí en adelante, será la que escojamos.


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